domingo, 10 de agosto de 2014

Un saludo puede hacer la diferencia




Para el ser humano saludar es un acto importante, es una muestra de cortesía y de don de gente. En una sociedad cada vez menos conectada en lo real, se hace imprescindible el saludo, para propiciar una sana convivencia y un verdadero encuentro.

Encuentro, desde la psicolingüística es el tratamiento dentro que le doy a mis manos dentro, específicamente se refiere a la forma en que usted y yo nos damos la mano, eso que conocemos como saludo.
En primer lugar, debes saber que, el saludo tiene un carácter social, tanto para el ser humano como para algunos animales. En lo social, se dice que, el saludo no es protocolo, sino buenas maneras y forma parte del ceremonial.
Otros consideran que saludar es la formula innata para asegurar la convivencia entre los miembros del grupo, muestra simpatía por el otro. Para Nelson Torres presidente del Instituto Venezolano de Psicolingüística, en su libro “El del Conflicto Soy Yo” se refiere al saludo, como un  gesto interhumano usado desde la diplomacia más distinguida hasta  el festejo del éxito deportivo  más transitorio, funciona  como una manifestación de cariño, aprobación, júbilo, felicitación o de aceptación recíproca cuando estamos enamorados.

Para Jane Goodall, quien ha estudiado el comportamiento de simios, específicamente chimpancés, explica que entre sus rituales están: el beso, los palmetazos en la espalda, los abrazos, incluso el apretón de manos. La opinión generalizada entre los otólogos es que, en esencia, el saludo tiene la función de evitar enfrentamientos; es, por decirlo de alguna forma, una declaración de buenas intenciones.
En los humanos algunos incluso se atreven a hacer una división del
mundo en tres tipos de personas: las que saludan, las que no saludan y las que saludan selectivamente, sólo cuando a ellas las saludan previamente o sólo a determinadas personas. Lo que no saben estos dos últimos grupos es que, con su comportamiento, conculcan no sólo las más básicas reglas del protocolo universal, sino una fórmula innata para asegurar la convivencia entre miembros de un grupo. 
En psicolinguistica, Nelson Torres en su Libro “El del Conflicto Soy Yo” expresa el hecho de saludar como parte de un ritual que establecen las personas con una comunicación simpática, el cual logra calar con muchísima rapidez en el entorno en el que se encuentra y describe la comunicación ideal, aquella que denomina optima, describiéndola como la que propicia el verdadero encuentro con el otro.
Gran parte de nuestros rituales de saludo, al momento de encontrarnos, incluye la demostración de que vamos desarmados (saludo romano, apretón de manos, palmotadas). Desmond Morris, argumenta que, entre los humanos, el  origen del saludo podía estar en la caza. Al separarse para salir en busca de presas, los hombres del grupo se despedían expresivamente, ya que la supervivencia del grupo dependía de la de cada uno. No es así de extrañar que, al reencontrarse, manifestasen su alegría al verse.
Saludar, supone abandonar nuestro territorio para ir al encuentro del otro y mostrarle que le reconocemos como miembros de nuestro grupo, que no le tememos y que no tiene por qué temernos. Por eso, incluso hoy, la ausencia de saludo puede ser vista, de forma casi inconsciente, como una agresión.
La invitación es a que hoy establezcamos encuentros cálidos y humanos en cada una de las estancias que visitemos. Vayamos hacia el encuentro

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